Voluntarios Anteriores

Kelly J. De Roth

Me gusta que me llamen Kelly; porque rompe enseguida el muro de la timidez y acelera la confianza y el cariño. No sé por qué, pero es así.

Ser voluntaria en AMe ha sido una experiencia significativa. Es difícil no encariñarte con los pacientes que, más allá de algunas mañitas, son personas que te enseñan humildad y simpleza.

Estos meses de voluntariado Dios ha fortalecido la fe de nuestra familia y nos ha mostrado que Él no nos desampara, nos invita a cuidarnos los unos a los otros y a compartir lo que tenemos. Es que de eso se trata el No-Reino de Dios y debemos comenzar a vivirlo acá en la tierra.

También me ha enseñado a ‘bajar los descibeles’. El cambio que uno desea viene paulatinamente y que si es acompañado
de una práctica espiritual, tiene resultados duraderos.

Aprendí que la rehabilitación física no lo es todo. Es necesaria la rehabilitación espiritual, una renovación completa vale más que ‘estar mejor’ físicamente. Los pacientes, en su nivel de lucidez, escuchan y aprenden acerca del amor de Dios y sé que lo comparten también.

Verlos interactuar y escucharlos cantar, me llena por completo y me hace feliz..

Pela Ramos

El Albergue hoy es mi lugar, mi hogar, mi gran familia.
Percibo la actividad como un modo de vida y no como un trabajo. Estar con los erróneamente denominados "pacientes" (ya que, en verdad, son maestros) me hace crecer junto a ellos, fruto de la relación que mantenemos a diario. Aprendo en cada movimiento y situación aquello que de otro modo me llevaría quizá años aprender.

Puedo decir que activar en este lugar es enriquecedor, armonioso, constructivo, bello y dotador de felicidad.

Se viven momentos variados, hay mejores y peores. La cuestión no radica en el momento mismo, mas bien en nuestra predisposición ante él. Hay enojos, alegrías

impotencia y productividad, aunque algo no cambia... la escuela, pues - como dije -, es un aprendizaje continuo y completo.

La felicidad no viene enfrascada, ni en paquete. Brota luego de compartir una buena carcajada o de ver un rostro a gusto gracias a que uno se puso a disposición.

Experimentamos la felicidad como consecuencia del amor, del verbo.

Amor, que se convierte en causa e incentiva –al mismo tiempo- otra acción, que despierta otra sonrisa...

Hans Pavlov Santinelli

El voluntariado es impresionante. Llevo 10 años en la acción humanitaria y esto seguirá por el resto de mi vida.

Hace tiempo atrás escuché una hermosa y comprometedora frase: "Si no vivo para servir, no sirvo para vivir".

Creo que Dios me habló por medio de ella. Desde entonces, mi vida ha cambiado muchísimo.

AMe Bolivia me llena de satisfacción. Sé que por medio de ésta obra Dios hace grandes cosas.

Siguenos en Twitter
Siguenos en Facebook

Calle: General Agustín Saavedra, 550 (entre Cobija y Tarija, zona Centro) Santa Cruz de la Sierra, Bolivia